Los microplásticos son partículas contaminantes que suelen localizarse en entornos acuáticos. De no someterse a tratamientos con un sistema descalcificador o de filtración, pueden llegar a suponer un riesgo para los seres humanos, así como para la fauna y flora con la que entren en contacto. No solo son dañinos si se ingieren, sino también si se inhalan o si se tocan con la piel. En las siguientes líneas te explicamos qué son y cómo funcionan los equipos de filtración de estas nocivas partículas.
Cantidad de microplásticos en el agua
Los microplásticos pueden encontrarse en océanos, sedimentos marinos, ríos, lagos, aguas residuales y aguas superficies. También en aguas potables y alimentos cotidianos, como la sal común o el pescado. Se calcula que, solo con el consumo de alimentos y bebidas, una persona puede ingerir entre 39 000 y 52 000 de estas micropartículas al año. Una cantidad que podría alcanzar las 90 000 micropartículas anuales con la ingesta de agua embotellada.
Aproximadamente, cada litro de agua de la superficie oceánica tiene un promedio de 11,8 micropartículas (de 0,1 a 1,5 milímetros). Una cantidad que viene a multiplicar por 1000 la prevista por las proyecciones basadas en el plástico retenido en redes. El número de microplásticos aumenta en el Ártico (31,3), en las aguas que rodean la Antártida (15,4) y en el Atlántico (13,4). En cambio, el Pacífico (7,0) y el Índico (4,2) se sitúan por debajo de la media.
Cómo tratarlos para el consumo humano
Para que el agua que contiene estas partículas pueda ser apta para el consumo humano, debe pasar por unos tratamientos de ósmosis y filtración, a saber:
- Filtración con limpieza automática. Elimina los sólidos en suspensión del agua sin necesidad de reponer los cartuchos de filtración. Los equipos pueden ser automáticos o semiautomáticos, con diversas capacidades y niveles de filtración.
- Microfiltración. Se efectúa con filtros mecánicos, ideales para afrontar problemas de filtración a pequeña escala. Suelen emplearse los que establecen barreras a los sólidos en suspensión, para reforzar la protección de los equipos sensibles.
- Filtración con lecho para aplicaciones comerciales. Se utilizan con propósitos comerciales pequeños y para el pretratamiento de calderas o descalcificadores hasta un caudal de ocho m3/h. Con estos filtros, se puede aclarar el agua, absorber los malos olores, disminuir los metales pesados y bloquear la acidez.
- Filtración con lecho para aplicaciones industriales. Se lleva a cabo con resistentes filtros a presión de funcionamiento automático, diseñados con acero al carbono de alta calidad y revestimientos internos de resina epoxi compatible con actividades alimentarias. Su formato modular les permite adaptarse si aumenta la demanda de caudal.
El agua osmotizada también puede conseguirse con el empleo de descalcificadores de agua, que ofrecen una filtración mecánica por cartuchos para filtraciones a pequeña escala. Son ideales como una medida de protección de cualquier equipamiento en el que se haya realizado una elevada inversión.
Es recomendable el uso de modelos de alta eficiencia, ya que permiten reducir los costes de operación mucho más que un descalcificador tradicional con temporizador. Esta tecnología se puede utilizar ámbitos industriales y profesionales. Solo tienes que elegir el equipo que mejor se adapte a tu instalación.